La identidad corporativa, también conocida como diseño de imagen corporativa, con un conjunto de aspectos visuales y que den un concepto o un estilo definido y propio.
La identidad corporativa abarca dos aspectos: los internos y los externos; los internos incluyen la forma en que están ubicados los exhibidores, la distribución del mobiliario, los colores de la fachada y de las paredes, la ambientación y la decoración del local, etc.
Mientras que los aspectos externos incluyen el logotipo, la tipografía, y los colores de la empresa, los cuales son utilizados en los letreros, carteles, folletos, catálogos, tarjetas, páginas web, cartas, emails, comprobantes de pago, uniformes, artículos publicitarios, etc.
Es fundamental definir claramente la identidad corporativa de una empresa desde el principio, ya que cuando la empresa ha crecido es difícil crear una nueva identidad si es que es otra la que ya se ha posicionado en la mente de los consumidores.
Contar con una identidad corporativa bien definida le permite a una empresa:
- Ser fácilmente reconocida y recordada por los consumidores.
- Vincular la identidad corporativa con algún aspecto positivo (por ejemplo, con una buena atención al cliente).
- Realzar la publicidad (por ejemplo, al difundir la identidad corporativa a través de artículos publicitarios).
- Darle un mayor valor a su marca (al ser la manifestación física de ésta).
- Distinguirse visualmente de la competencia.